miércoles, 24 de noviembre de 2010

Homenaje



Ciertas personas dejan su huella en nuestra vida. Algunas pisoteándonos, otras, más hábiles, dándonos patadas de tal forma que la suela de su calzado haga contacto por completo y la suciedad quede impregnada con su forma sobre nosotros. Pero hay otras que, de alguna manera, consiguen dejarnos huellas buenas, lo cual no puedo explicar. Si bien en el día a día podemos, aunque rara vez, encontrarnos con personas así, a muchas de ellas nunca llegaremos a conocerlas más que por fotografías. Nos quedamos entonces solamente con lo que nos es posible deducir a través de su obra, y nuestra mutua cercanía, que sentimos verdaderamente como tal, se basa en esa comunicación indirecta y unilateral. La de más arriba es un antigua imagen de cierto caballero de almidonada barba, finos anteojos y bien vestido. De mirada serena, espera a que le tomen la foto. No sé quién será. Se le olvidó planchar las mangas.

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